La educación financiera nos permite mantener a raya los gastos y el nivel de endeudamiento y entender cómo funcionan los productos financieros para no sobreendeudarnos.
Si llevamos un control regular de nuestros gastos, podremos conocer cuáles son nuestros hábitos de consumo. Pero lo importante no es conocer únicamente cuánto gastamos, sino en qué lo gastamos.
Si nos proponemos llevar un control de todos nuestros gastos, debemos ser constantes.
Llevar la cuenta del dinero que desaparece cada mes de nuestra cuenta también nos permitirá descubrir qué gastos podemos evitar y dónde podemos ajustarnos el cinturón para ahorrar más.
Es importante comprobar de forma regular los movimientos de nuestra cuenta corriente y de nuestras tarjetas por tres motivos:
Podemos revisar fácilmente el extracto de nuestras cuentas y tarjetas a través de la banca digital: la web del banco o su app. Si dedicamos un par de minutos cada día a esta labor, evitaremos tener que pasar media hora a final de mes revisando todo el extracto y, además, tendremos mayor margen de maniobra si necesitamos actuar ante un cargo fraudulento o un descubierto.
A continuación, una guía orientativa de qué porcentaje de nuestros ingresos podríamos dedicar a algunas partidas básicas:
¿Si los bancos tienen en cuenta nuestro ratio de endeudamiento a la hora de concedernos un crédito, por qué no tenerlo en cuenta nosotros también antes de pedirlo? Estar sobreendeudado es un riesgo que no debemos correr, ya que, ante cualquier imprevisto, provocará que no podamos seguir atendiendo nuestras obligaciones con las consecuencias que ello conlleva: comisiones de demora, embargos, inclusión en una lista de morosos...
En la siguiente tabla podemos comprobar qué cantidad mensual deberíamos dedicar al pago de nuestras deudas en función de nuestro sueldo y si tenemos o no una hipoteca:
Ingresos |
Capacidad de endeudamiento sin hipoteca (20%) |
Capacidad de endeudamiento con hipoteca (35%) |
Sueldo de 1.000€ |
200€ |
350€ |
Sueldo de 1.500€ |
300€ |
525€ |
Sueldo de 2.000€ |
400€ |
700€ |
Sueldo de 2.500€ |
500€ |
875€ |
Sueldo de 3.000€ |
600€ |
1.050€ |
Para no sobreendeudarte, evita financiar tus compras siempre que sea posible y si lo haces, usa préstamos personales o tarjetas de crédito con un tipo de interés bajo y sin comisiones. Asimismo, escoge un plazo de devolución lo más breve posible para no alargar en exceso la deuda y que los intereses se disparen. Por otra parte, no tengas una cantidad exagerada de tarjetas de crédito (basta tener una o dos), así correrás menos riesgo de usarlas sin control y en exceso.
Trucos para gastar de forma responsable
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Consume de forma responsable: no gastes más dinero del que puedas permitirte y mantente fiel a tu plan mensual.
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No seas impulsivo: valora si realmente necesitas todo lo que compras y si no podrías postergar el gasto para más adelante. Antes de comprar un producto, pregúntate si realmente lo necesitas.
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Distribuye tus gastos: si tienes que realizar varios dispendios abultados, distribúyelos en varios meses.
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Aprovecha los descuentos y las temporadas de rebajas: a la hora de comprar, intenta aprovechar los descuentos de los comercios o los que puedas tener al usar las tarjetas de tu banco. Puedes postergar también tus compras para las épocas de rebajas. Eso sí, aprovecha las rebajas para gastar menos y no para gastar lo mismo comprando más productos ni para hacer compras innecesarias.
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Compara antes de comprar: la clave para ahorrar y reducir los gastos es comparar. Revisa cuánto pagas cada mes en suministros y compara tus tarifas con las de la competencia, acude a varias tiendas antes de adquirir un producto, etc.
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Recurre al crédito solo cuando sea necesario: si no quieres sobreendeudarte y pagar de más, evita las deudas y no abuses de los préstamos. En su lugar, puedes ahorrar para disponer más adelante del dinero que necesitas.
Conoce los productos financieros que contratas
El Banco de España considera que la educación financiera consiste en "comprender el funcionamiento, los riesgos y las oportunidades que ofrecen los productos financieros que contratas (cuenta, tarjeta, hipoteca o plan de pensiones) y ser capaz de tomar decisiones informadas".
Si conocemos los productos financieros que tenemos a nuestro alcance, su funcionamiento y su letra pequeña, tendremos una capacidad mayor para contratar aquellos productos que mejor se adapten a nuestras necesidades, pagaremos menos por ellos, tendremos más capacidad de negociación con el banco y estaremos más protegidos ante posibles estafas o cláusulas abusivas.
¿A qué edad debería enseñar educación financiera a mis hijos?
Si queremos que nuestros hijos sean individuos informados, independientes y capaces de gestionar correctamente su dinero cuando entren en la edad adulta, debemos inculcarles una cultura financiera desde pequeños.
Si bien es cierto que solemos ser reticentes a introducir conceptos financieros a los más pequeños de la casa y que, incluso, en ciertos hogares hablar de dinero con los niños es casi un tabú, lo cierto es que "promover la educación financiera y una cultura financiera positiva en los niños y los jóvenes es esencial para asegurar una población educada en finanzas que sea capaz de tomar decisiones con conocimiento de causa", afirma el informe Educación social y financiera para la infancia de Unicef.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Cambridge de 2013 recogido por el rotativo inglés This is money, "a la edad de siete años ya se han desarrollado varios conceptos básicos, como contar, dar y recibir, así como la diferenciación entre deseos y necesidades". Pero lo cierto es que ni siquiera tenemos que esperar a los siete años para promover la educación financiera entre nuestros hijos. Podemos empezar mucho antes, introduciendo conceptos como el valor del dinero y del ahorro. La OCDE coincide con esta visión: "las personas deben ser educadas acerca de los asuntos financieros lo antes posible".
Unicef ha creado el Marco de Educación Financiera para los niños y Jóvenes que "ofrece una descripción detallada de las actitudes, capacidades y comportamientos esenciales en los diferentes niveles de desarrollo de un niño".
Fuente: Educación social y financiera para la infancia de Unicef.
Educación financiera para niños
La educación financiera permite a los niños reconocer el valor del dinero y formarse para que cuando sean adultos puedan gestionar con criterio sus finanzas. Si educamos a nuestros hijos desde pequeños, cuando hagan la transición a la edad adulta dispondrán de los conocimientos básicos para administrar sus ahorros, diferenciar entre deseos y necesidades básicas y contratar los productos financieros adecuados.
¿Cómo es la educación financiera de nuestros hijos?
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El nivel de educación financiera de los alumnos españoles de 15 años se sitúa por debajo de la media global (469 puntos, mientras que la media es de 481 puntos) y muy lejos del nivel de los estudiantes de China, Bélgica o Canadá (Informe Pisa, 2015).
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El 44% de los jóvenes de entre 6 y 12 años reciben información de sus padres sobre la importancia del ahorro de forma habitual (Junior Achievement, 2016).
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Solo el 16% de los alumnos de Primaria que ahorra regularmente deposita su dinero en el banco, la mayoría lo guardan en casa. La misma dinámica siguen los alumnos de Secundaria, ya que el 75% de los que ahorran guardan su dinero en su casa (Junior Achievement, 2016).
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El 29% de los adolescentes de entre 12 y 18 años llevan un control de los gastos que realizan (Junior Achievement, 2016).
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Más de 8 de cada 10 jóvenes de entre 12 y 18 años compara precios antes de realizar una compra, ya sea en tiendas físicas o por Internet (Junior Achievement, 2016).
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El 5,3% de los jóvenes de entre 6 y 12 años tienen una tarjeta y el 9% de los jóvenes de entre 12 y 18 también. La edad a la que los alumnos de Secundaria reciben su primera tarjeta es los 14 años de media (Junior Achievement, 2016).
Conceptos claves que deberían aprender los niños
El valor del dinero
Debemos enseñar a nuestros hijos que el dinero es un recurso limitado y que para conseguirlo hace falta esforzarse.
Consejo: podemos empezar simplemente enseñándoles a reconocer las monedas de euros y el valor de cada una y, a medida que crezcan, encomendarles tareas sencillas cuya recompensa sea una cantidad de dinero simbólica, para que empiecen a aprender la relación entre el trabajo y el dinero. Asimismo, también podemos asignarles una paga semanal. Al fin y al cabo, si queremos enseñar a los niños a administrar su dinero, necesitarán algo de dinero para aprender.
Fomentar un consumo racional
Otra parte importante de la educación financiera es inculcar a los más pequeños un consumo responsable. A la par que les enseñamos que con el dinero podemos adquirir bienes y servicios, debemos enseñarles el concepto del precio y la necesidad de gastar en función de los ingresos y no de forma irracional e impulsiva. De hecho, una de las claves para que los niños aprendan a gestionar sus finanzas personales es enseñarles a diferenciar entre gasto y ahorro. Debemos explicarles que los gastos no deben superar los ingresos.
Consejo: Una forma sencilla de que comprendan estos conceptos es acompañarlos al supermercado, donde podrán ver el precio de decenas de productos, aprenderán a comparar entre bienes similares y a racionalizar el gasto. Podemos utilizar su paga semanal para ayudarles a crear un plan de gastos para que aprendan a administrar su dinero. Otra forma de enseñar a los niños a manejar sus finanzas es explicarles cuánto cuestan algunos de los servicios que utilizan y los bienes que compramos para ellos como, por ejemplo, el comedor del colegio, el autobús o la merienda. Asimismo, podemos animarles a que creen un presupuesto semanal con elementos que les afecten directamente para que comprendan el dinero que cuestan las cosas y proponerles prescindir de algunos de esos servicios para enseñarles que a veces hay que apretarse el cinturón.
Diferenciar entre necesidades básicas y gastos superfluos
A medida que nuestros hijos crecen, podemos inculcarles la idea de que no todo lo que queremos es necesario y que nuestro primer objetivo debería ser cubrir nuestras necesidades básicas como la vivienda, los suministros o la alimentación. Es decir, debemos enseñarles a identificar las prioridades.
Consejo: una forma sencilla e ilustrativa de que los niños aprendan a diferenciar cuáles son los gastos básicos y cuáles son los gastos prescindibles es de forma lúdica. Podemos escribir en varias cartulinas una serie de conceptos como vivienda, cesta de la compra, luz, gas, agua, educación, teléfono móvil, ordenador, etc., y pedir a los niños que distingan entre cuáles son necesarios y cuáles no.
Inculcar la necesidad de ahorrar
Si fomentamos el ahorro en los niños desde pequeños, cuando alcancen la edad adulta estarán habituados a hacerlo y sabrán la importancia que tiene. Debemos enseñarles a diferenciar entre el ahorro a corto plazo (para la compra de un ordenador o de unas zapatillas nuevas, por ejemplo) y a largo plazo (para hacer frente a imprevistos, comprar una vivienda, un coche, etc.) y explicarles las razones por las que hay que ahorrar.
Consejo: podemos utilizar tres huchas separadas para que los niños aprendan a distribuir sus ingresos entre gastos, ahorro a corto plazo y ahorro a largo plazo. Si, además, queremos inculcarles la importancia de donar a otros, podemos usar una cuarta hucha para que los niños donen una pequeña cantidad de su dinero a una organización benéfica. Con este sistema, los niños podrán ver de forma muy clara cuánto gastan y cuánto ahorran cada semana, fijarse metas de ahorro a corto y a largo plazo y crear estrategias para lograr sus objetivos como, por ejemplo, ahorrar cada semana el 10% de sus ingresos. Un truco extra para fomentar el ahorro entre los más pequeños es incentivarlos añadiendo una bonificación cada vez que ahorren: por ejemplo, cada vez que guarden un euro en la hucha, añadir nosotros 50 céntimos extra como recompensa. Más adelante, se pueden sustituir las huchas por una cuenta de ahorro.
Explicar el papel de los bancos
Vivir sin bancos es sumamente difícil y lo más probable es que cuando nuestros hijos sean mayores de edad y tengan su primer empleo, empiecen a relacionarse regularmente con su banco. Así que cuanto antes les enseñemos cómo funcionan estas instituciones y les expliquemos conceptos básicos como qué es una cuenta corriente o un préstamo, más educación financiera tendrán y más informados estarán para tomar decisiones acertadas en el futuro y planificar sus finanzas personales. De acuerdo con el informe de Unicef citado más arriba, "exponer y conectar a los niños a los proveedores de servicios financieros a una edad temprana les permite reconocer el papel que estas instituciones desempeñan en la sociedad".
Consejo: sin duda, la mejor forma de enseñarles el papel de los bancos es abrirles una cuenta bancaria, explicarles cómo funciona y revisar regularmente el extracto de la cuenta. "El uso de una cuenta bancaria para hacer ingresos podría fomentar el desarrollo de un cierto hábito para ahorrar: tener una cuenta de ahorros en la adolescencia (12-17 años) está relacionado con el ahorro en la edad adulta joven", señala el último informe PISA. La mayoría de los bancos ofrecen una cuenta bancaria a los niños, aunque sea solo de ahorro y sin tarjetas asociadas.
¿Cómo enseñar a los niños?
Tenemos muchas herramientas a nuestro alcance para mejorar la educación financiera de nuestros hijos:
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Darles una paga semanal para que aprendan a administrarse desde pequeños. Según un estudio de Junior Achievement de 2016, la mitad de los alumnos de Educación Primaria reciben una paga por un importe medio de 12 euros a la semana.
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Enseñarles el valor del dinero proponiéndoles realizar tareas domésticas a cambio de un salario.
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Pedir a los niños que realicen recados, como compras en supermercados, en las que ellos mismos tengan que pagar y manejar efectivo. Según el estudio de Junior Achievement, el 53% de los niños de 11 o 12 años realizan recados de forma independiente.
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Pedir a nuestros hijos que nos ayuden en las tareas del día a día que involucran dinero como ir al banco.
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Abrirles una cuenta de ahorro para que se familiaricen desde pequeños con estos productos.
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Fomentar el aprendizaje de forma lúdica: enseñarles a reconocer los billetes y las monedas de euro así como el dinero de otros países, proponerles retos de ahorro y bonificar sus esfuerzos con un tipo de interés simbólico, hacer concursos de preguntas y respuestas en los que se les enfrente a situaciones del día a día o se les pregunten por conceptos financieros básicos, jugar a un quiz por Internet como el de HelpMyCash, etc.
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Acudir a charlas y conferencias enfocadas al aprendizaje de los niños
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Usar recursos virtuales como los que pone a disposición del público el Banco de España y la CNMV en su web Finanzasparatodos.es o los que ofrece HelpMyCash.com en su web.
Mejorar la educación financiera de un adolescente
Cuando nuestros hijos crecen, podemos introducir conceptos más complejos que les ayudarán a entender cómo funciona el dinero y la economía, así como proponerles ejercicios como realizar un presupuesto personal detallado o abrirles cuentas bancarias en varios bancos y darles una tarjeta prepago o de débito para que aprendan a manejar distintos medios de pago además del efectivo. A continuación, algunos conceptos de educación financiera que podemos introducirles durante la adolescencia:
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La importancia de crear un presupuesto personal y de revisar regularmente sus gastos para saber cuánto dinero han gastado y de cuánto dinero disponen. Pueden anotar todos sus gastos en una app, así no se olvidarán de hacerlo.
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Cómo funcionan y para qué sirven los distintos tipos de cuentas bancarias. Si al llegar a la adolescencia todavía no tienen una, es el momento de contratar una cuenta para menores de edad, así se familiarizarán con este concepto y podrán guardar sus ahorros en el banco .
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Qué es un préstamo, un crédito y una hipoteca, para qué sirven, cómo funcionan y qué riesgos entrañan. Podemos explicarles el concepto de nivel de endeudamiento, para que entiendan que no pueden sobreendeudarse.
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Para qué sirve un seguro y qué tipos hay.
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Los distintos medios de pago que existen, qué coste tienen y cómo funcionan (tarjetas prepago, de débito y de crédito, transferencias, dinero en efectivo...). A partir de los 14 años, los bancos empiezan a ofrecer tarjetas de débito y prepago a los clientes menores de edad, por lo que podemos solicitar una para nuestro hijo.
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Cómo entender una factura.
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La importancia de leer los contratos que se firman y de entender la letra pequeña de los productos financieros (no debemos firmar nada que no entendamos). Podemos leer con nuestros hijos el contrato de su cuenta corriente o de nuestra hipoteca y explicarles los conceptos que no entiendan.
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Cuáles son los impuestos básicos que pagamos y qué efectos tienen sobre nuestras finanzas personales. Por ejemplo, el IVA encarece los productos, el IRPF reduce el importe de nuestra nómina y los tipos que gravan el ahorro rebajan la rentabilidad real de los depósitos.
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Cuáles son nuestros derechos y obligaciones como consumidores. Podemos hablarles de la garantía de los productos, de la obligación de los bancos de ser transparentes, de nuestro derecho a reclamar...
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Cómo evitar ser víctimas de un fraude y qué medidas de seguridad debemos tomar al pagar con tarjeta o sacar dinero de un cajero automático.
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Cómo afecta la política económica en nuestras vidas, tanto la estatal como la de la Unión Europea. Una forma interesante de enseñarles el impacto de la economía a nuestros hijos es leer con ellos noticias financieras y explicarles aquello que no entiendan. Así fomentaremos el interés por la economía desde la adolescencia.
Sobre esta página
Para qué sirve esta página: la finalidad de esta página es informar al usuario sobre la importancia de la educación financiera tanto para él como para sus hijos. Por ello se explicarán los puntos básicos que se deberían conocer.
Fuente: algunos de los informes que se ha usando han sido el estudio Educación financiera: ¿qué debemos saber? de Junior Achievement de 2016, el informe PISA de 2015 o el estudio Educación social y financiera para la infancia de Unicef.
Metodología: esta página se ha redactado con información extraída de páginas web especializadas como las del Banco de España y de varios estudios sobre la materia.
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