Solemos asociar los planes de pensiones con dos conceptos: por un lado, ahorrar de cara a la jubilación para complementar la pensión que recibiremos del Estado. Por el otro, pagar menos impuestos mientras trabajamos. Precisamente, los beneficios fiscales son la principal ventaja de un plan de pensiones. Pero los planes de pensiones cuestan dinero. La comisión de gestión y la de depósito es el precio por ser partícipes de un plan y sin darnos cuenta se comen parte de los beneficios que genera el producto. Así que antes de contratar un plan, no solo debes fijarte en su composición y en la rentabilidad histórica, sino también en las comisiones que cobra. Cuanto más barato sea, mejor.

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Las comisiones de un plan de pensiones tienen límites

Antes de nada, debes saber que las comisiones asociadas a un plan de pensiones son dos y están limitadas por ley. El apartado 17 del Real Decreto 62/2018, vigente desde el 2018, es el encargado de regularlas.

Por un lado, la entidad gestora, que es la encargada de administrar el dinero que conforma el fondo de pensiones, planificar la estrategia del plan e informar regularmente a los partícipes de su evolución, podrá recibir una compensación máxima de hasta el 1,50% sobre el patrimonio gestionado. El tanto por ciento máximo que podrá cobrar la entidad gestora dependerá del grado de exposición a renta variable que tenga el fondo:

  • Planes de pensiones de renta fija: 0,85% anual.
  • Planes de pensiones de renta fija mixta: 1,30% anual.
  • Planes de pensiones de renta variable y garantizados: 1,50% anual.

Por el otro, la entidad depositaria tiene como principal función custodiar los activos financieros (títulos y dinero) que forman parte del fondo de pensiones. Esta entidad, por ley, podrá cobrar una comisión máxima del 0,20% sobre el patrimonio.

En resumen, las comisiones de un plan de pensiones están limitadas a un máximo del 1,05% anual si es de renta fija, del 1,50% anual si es de renta fija mixta y del 1,70% anual en el resto de los casos.

¿Cómo se cobran las comisiones?

Las comisiones de un plan de pensiones se cobran tanto si la rentabilidad del producto es positiva como si es negativa. Es decir, ganes o pierdas, tendrás que pagar. A efectos prácticos, las comisiones se comen parte de los beneficios del plan y merman la rentabilidad final. Si el coste de tu plan es del 1,50%, pero su rentabilidad para este ejercicio es del 1%, perderás un 0,50%. Es decir, tendrás una rentabilidad negativa.

De ahí la importancia de contratar planes con los gastos más bajos posibles. No obstante, es algo que no siempre resulta fácil, ya que muchas entidades optan por aplicar comisiones cercanas a los máximos regulados por la ley.

Ejemplo del coste de las comisiones de un plan de pensiones

Para hacerte una idea de cómo afectan las comisiones al saldo de un plan de pensiones, supongamos que durante 25 años aportas cada año 2.500 euros a un plan con una rentabilidad media del 1%. En el momento de la jubilación, habrás invertido un total de 62.500 euros y habrás obtenido un beneficio sobre la inversión de 8.814 euros.

En total, el saldo bruto disponible, previo al rescate, sería de 71.314 euros. El cálculo lo hemos realizado suponiendo que el coste del plan sea cero. Pero si no fuese así y tuviésemos que hacer frente a una comisión del 1,70%, el saldo sería de 55.622 euros. Es decir, habrías ganado 15.692 euros menos.

 

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ING aplica comisiones inferiores a la media sobre sus planes de pensiones

Los Planes de pensiones Dinámicos tienen un coste medio del 28% por debajo del máximo legal permitido. Estos planes adaptan su cartera a medida que pasan los años para que cuando los partícipes estén más cerca de su jubilación, más conservadora sea su inversión.

Ninguno de los cinco Planes NARANJA Dinámicos cobra comisión de depósito, por lo que el cliente se ahorra un 0,20%. Además, la comisión de gestión es inferior al máximo legal permitido. Por ejemplo, el Plan NARANJA Dinámico 2030, pensado para partícipes con una edad de entre 46 y 52 años, y que actualmente invierte un 62% de su cartera en renta fija y un 38% en variable (el objetivo es que en 2030 esté compuesto solo por renta fija), tiene una comisión de gestión del 1,13%. En total, el coste se sitúa un 34% por debajo del máximo legal permitido.

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Las comisiones se cobran sobre el total

Por otra parte, es importante que tengas claro que las comisiones se calculan sobre el patrimonio del partícipe y no sobre la rentabilidad generada. Así mismo, aunque el tanto por ciento sea siempre el mismo y esté limitado por ley, el coste de mantener el plan aumentará a medida que tengas más dinero invertido.

Por ejemplo, si tu participación en un plan de pensiones es de 10.000 euros y tienes que hacer frente a la comisión máxima (1,70%), tendrás que pagar cada año 170 euros. Pero si tu saldo se duplica, aunque la comisión siga siendo la misma, el coste será de 340 euros.