La apuesta de Santander y Mapfre por la hipoteca inversa, un producto todavía incipiente en España, está dando resultados positivos. Su joint venture, lanzada en diciembre de 2023, formalizó el año pasado 191 préstamos (más de la mitad de las 305 hipotecas inversas cerradas en todo el país, según los datos del Consejo General del Notariado) y alcanzó una cuota de mercado del 62%.
El volumen de saldos dispuestos alcanzó los 10,72 millones de euros y cuentas, además, con compromisos de desembolso futuro de 31,53 millones. Además, la alianza entre el banco y la aseguradora ha permitido llevar la hipoteca inversa a casi todas las comunidades autónomas.
La sociedad ingresó 262.000 euros en intereses
Fuera de España, en países como Reino Unido se firman más de 40.000 hipotecas inversas al año, por lo que Santander y Mapfre centran sus esfuerzos en dar a conocer esta fórmula que convierte en liquidez el patrimonio del mayor de 65 años, al tiempo que mantiene la vivienda en propiedad.
Pese al tirón comercial, la sociedad conjunta cerró el ejercicio con pérdidas de 3,62 millones, frente a los 1,07 millones de 2023. Los ingresos por intereses (con un tipo medio del 5,99%) pasaron de 3.000 euros a 262.000 euros, y los costes financieros y operativos se elevaron al ponerse en marcha la actividad y renovar una línea de crédito de 50 millones con un interés del 3,03%.
El despliegue de personal y los gastos de administración crecieron un 27% y un 125%, respectivamente, reflejo del reto de abrir un negocio nuevo. En paralelo, la ratio de LTV (crédito-vivienda) media bajó al 8,99% y la LTV a esperanza de vida subió al 56,81%.
Para afianzar el proyecto, en noviembre de 2024 ambas entidades aprobaron una ampliación de capital de un millón de euros, con una emisión de acciones nominativas de 1 euro más una prima de emisión de 7 euros, reforzando la solvencia de la financiera hasta un cómodo 37,89% de capital de máxima calidad.
Santander y Mapfre rebajan las condiciones
Una hipoteca inversa permite a los mayores de 65 años transformar parte del valor de su vivienda habitual en ingresos periódicos sin perder la titularidad del inmueble. A diferencia de la hipoteca tradicional, donde el comprador paga al banco, en este caso es el banco quien abona una renta al propietario. El préstamo se liquida al fallecimiento: los herederos pueden saldar la deuda y conservar la casa o, si renuncian, la entidad vende la vivienda y recupera lo prestado sin poder reclamar más allá de los bienes de la herencia.
Para impulsar el producto, Santander y Mapfre han rebajado el valor mínimo del inmueble exigido: de 200.000 a 150.000 euros, igualando así las condiciones de competidores como Caser y EBN Banco.
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