Fijarse solo en el TIN y olvidarse de la TAE. El TIN es el “tipo pelado”, el interés que te ponen en grande en la oferta. La TAE, en cambio, incluye además comisiones y, en muchos casos, el efecto de la vinculación. Dos hipotecas pueden ofrecerte un TIN muy parecido y, sin embargo, tener TAEs muy distintas porque una lleva comisión de apertura, seguros caros o más gastos asociados.
Firmar sin FEIN ni comparar. La FEIN (Ficha Europea de Información Normalizada) no es un papel más: es el documento donde el banco está obligado a poner todas las condiciones de tu hipoteca. Si aceptas una oferta solo de palabra, sin FEIN y sin enfrentarla a las propuestas de otros bancos, estás negociando a ciegas.
Aceptar una vinculación que encarece el coste real del préstamo. El banco te propone bajarte 0,10 puntos el tipo a cambio de contratar un seguro de vida o de hogar muy por encima de mercado y, sobre el papel, suena bien. Pero si ese seguro de vida te cuesta, por ejemplo, 600 euros al año y lo mantienes 20 años, estás pagando 12.000 euros solo en primas.
Llegar a la negociación sin papeles. Si vas al banco sin nóminas actualizadas, sin declaración de la renta, sin información de tus deudas o sin una idea clara de tus ingresos y gastos, das una imagen de desorden que no ayuda.
Tener prisa por firmar y no respetan los 10 días de reflexión que marca la ley. Ese plazo existe para algo: es el tiempo que tienes para leer con calma la FEIN y el resto de la documentación, hacer números, plantear dudas en la notaría y comparar por última vez con otras ofertas.