Se acabó la fiesta para los que tienen una hipoteca variable. El euríbor, índice usado para calcular el interés de estos productos, sumó en septiembre su segundo mes consecutivo al alza (subió del 2,114% al 2,172%). Y con este punto de inflexión puede darse por terminada la tendencia a la baja que marcó esta referencia en los últimos dos años, coincidiendo con el carrusel de recortes de tipos del Banco Central Europeo.

Tener un préstamo ligado a este índice ya no parece tan buen negocio, pero ¿significa eso que ha llegado el momento de deshacerse de él? Según los analistas del comparador financiero HelpMyCash.com, las actuales circunstancias son propicias para cambiar una hipoteca variable a fija, ya sea con un pacto con el propio banco o mediante el traslado a otra entidad.

Estancamiento a la vista

Desde el comparador creen que el repunte del euríbor no es algo puntual, sino que marca un cambio de tendencia. Lo resume el analista hipotecario de HelpMyCash, Miquel Riera: “Con la inflación de la eurozona controlada, todo apunta a que el ciclo de recortes de tipos iniciado por el Banco Central Europeo en junio de 2024 ya ha llegado a su fin, lo que implica que el euríbor ya no experimentará más descensos pronunciados a corto plazo”.

De hecho, las previsiones de numerosos organismos son que el euríbor se mantendrá estable hasta finales de este año y que podría subir ligeramente el que viene. Por ejemplo, el Departamento de Análisis de Bankinter pronostica que este índice cerrará el 2025 al 2,15% y el 2026 al 2,25%, mientras que CaixaBank Research asegura que sus valores serán del 2,14% y del 2,18% para entonces.

¿Qué significa eso? Que las cuotas de las hipotecas variables que se revisen en los próximos meses no cambiarán significativamente, ya sea para bien o para mal. A medio y a largo plazo, en cambio, es imposible prever qué ocurrirá: el euríbor podría bajar de nuevo, lo que sería positivo para los titulares de estos productos, pero también podría subir y encarecer las mensualidades.

Buenas ofertas a tipo fijo

En este contexto, si una persona quiere pasar su hipoteca al tipo fijo para ganar estabilidad, puede conseguir unas buenas condiciones. Así lo explica el analista de HelpMyCash, Miquel Riera: “El euríbor ahora está al 2,172%, lo que sumado a un diferencial medio del 0,5% nos da un tipo variable cercano al 2,70%. Pero si se quiere cambiar a un interés fijo, no será complicado encontrar ofertas a menos del 2,50% o incluso rondando el 2%”.

Openbank, por ejemplo, se ofrece a asumir hipotecas variables de otras entidades para pasarlas a un tipo fijo, con un interés desde el 2,36% si se domicilian los ingresos y se contratan sus seguros de hogar y vida. Y Banco Santander, por su parte, permite pasar una hipoteca variable a fija con un tipo desde el 2,45% por domiciliar la nómina y firmar sus seguros de hogar y vida, siempre que la vivienda hipotecada tenga una calificación energética B o superior.

Estas ofertas, sin embargo, pueden tener fecha de caducidad. Debido al estancamiento de los tipos del Banco Central Europeo, varias entidades han empezado a subir ligeramente los intereses de sus hipotecas fijas para aumentar sus márgenes de beneficios. Por ello, cuanto antes se lleve a cabo el cambio de un tipo variable a uno fijo, más probabilidades habrá de conseguir unas buenas condiciones.

Coste relativamente bajo

Pero ¿qué hay de los costes? Según HelpMyCash, hay tres maneras de cambiar una hipoteca variable para convertirla en fija: mediante un pacto con el propio banco que la concedió (novación), con el traslado a otra entidad financiera (subrogación de acreedor) o a través de la contratación de un préstamo hipotecario nuevo, a tipo fijo, para cancelar el que se tiene.

Si se lleva a cabo una novación o una subrogación, el coste de pasar una hipoteca variable al tipo fijo es muy reducido. Legalmente, solo hay que pagar la tasación de la vivienda, con un precio medio de unos 300 euros, y una comisión que no puede superar el 0,05% sobre el importe pendiente del préstamo hipotecario, aplicable únicamente si todavía no se han cumplido tres años desde la firma de la escritura.

En cambio, si se opta por contratar una hipoteca nueva para liquidar la que se tiene, la factura es algo más elevada. En este caso, según los analistas del comparador, hay que pagar la tasación del inmueble hipotecado, una comisión por amortización anticipada que puede costar entre el 0% y el 1% sobre el importe pendiente y unos gastos de cancelación registral que ascienden a una media de unos 1.000 euros.