Cómo hipotecar mi casa: ventajas y peligros
Hipotecar la casa es una solución si necesitas liquidez y tienes una propiedad libre de cargas. Aquí te explicamos cómo hacerlo bien, qué debes tener en cuenta antes de hacerlo y en qué se diferencia al proceso para pedir las hipotecas habituales para adquirir viviendas.
¿Qué es hipotecar la casa?
Hipotecar una casa implica pedir dinero prestado a una financiera y poner como garantía de devolución una vivienda de tu propiedad. Es decir, que consiste en contratar una hipoteca, pero no para comprar una casa (porque ya la tienes), sino para conseguir financiación para otras finalidades: reunificar deudas, reformar el propio inmueble, etc.
Pero ¿qué implica que la casa sea la garantía del préstamo? Que si dejas de pagar, la entidad podría embargar tu vivienda para saldar la deuda (también otros bienes presentes y futuros). Por este motivo, te recomendamos asegurarte de poder abonar las cuotas antes de plantearte esta operación.
¿Quieres rehipotecar tu casa? Si necesitas más dinero o mejorar tu hipoteca, te explicamos cómo hacerlo en nuestra página sobre la refinanciación.
¿Para qué sirve hipotecar una casa?
Lógicamente, si hipotecas una casa que ya es de tu propiedad, no será para comprarla, sino para usar el dinero para financiar otros proyectos. En la práctica, podrías utilizarlo para cualquier finalidad, pero estas son las más habituales:
Para reformar la propia vivienda: es una manera de conseguir una hipoteca para reformar la vivienda con un interés más bajo.
Para reunificar deudas: también puedes usar el dinero para cancelar otros créditos y agruparlos en un solo préstamo hipotecario.
Para comprar otra casa o piso: tendrás más opciones de conseguir una hipoteca para segunda vivienda si, adicionalmente, hipotecas la actual.
Para emprender: puedes hipotecar tu casa o un local para financiar la creación de un negocio o de una empresa.
Ventajas y desventajas de hipotecar mi vivienda
Ventajas de hipotecar tu casa
Las ventajas de hipotecar tu casa son notables, especialmente si tienes un buen perfil. Y es que esta operación te da:
Mayor facilidad para conseguir el dinero. En general, un banco o un prestamista estará más dispuesto a prestarte dinero si aportas una vivienda como garantía del crédito.
Mejores condiciones que un préstamo personal. El interés que te aplicará la entidad será más bajo que si pides un préstamo personal (aunque si tu perfil no es bueno, el tipo será de alrededor del 10%). Esto te interesa especialmente si necesitas la hipoteca para una reforma de vivienda.
Más flexibilidad para devolver el dinero. El plazo de devolución suele ser de entre 20 y 30 años, mientras que el de los préstamos personales no suele durar más de unos diez años.
Desventajas de hipotecar tu casa
Pero no todo son ventajas. Hipotecar tu casa reviste también una serie de desventajas que debes conocer desde el principio:
Puedes perder la casa o el piso si no pagas. La entidad prestamista embargará tu vivienda si dejas de pagar varias cuotas.
La vivienda a hipotecar debe estar libre de cargas. Prácticamente nadie hipotecará tu inmueble si aún tienes una hipoteca pendiente.
Interés más alto que una hipoteca normal. Te ofrecerán un interés más alto que si pides un préstamo para comprar una casa.
¿Con quién puedo hipotecar mi piso o casa?
Lo cierto es que hay pocas entidades que ofrezcan abiertamente este tipo de hipotecas, ya que son productos con un mayor riesgo de impago: su finalidad principal es la de unificar deudas. Así y todo, puedes hipotecar tu casa con dos tipos de entidades.
¿Cuánto dinero me darán por hipotecar una propiedad?
Por norma general, si hipotecas tu casa o piso, una financiera te prestará entre el 50% y el 60% del valor del inmueble. Por ejemplo, si el inmueble tiene un valor de unos 100.000 euros, podrías conseguir entre 50.000 y 60.000 euros por él. Esa cantidad, eso sí, puede ser menor o mayor dependiendo de tu solvencia y de la política de la entidad prestamista.
Cómo hipotecar una casa paso a paso
La principal situación en la que puedes plantearte hipotecar la vivienda es si necesitas liquidez, ya sea para reformarla, para reunificar deudas, para hacer frente a imprevistos... En estos casos, especialmente en el primero, puedes seguir este proceso:
Solicita la nota simple de la vivienda al Registro de la Propiedad para acreditar que es tuya y no tiene cargas.
Ofrece tu casa o tu piso como garantía del préstamo a varios bancos o intermediarios financieros.
Te pedirán la nota simple y copias de tus últimas nóminas, declaraciones de la renta y extractos bancarios.
Es necesaria para que aprueben tu solicitud. La tasación la tendrás que pagar de tu bolsillo.
Si aprueban tu petición, estudia las propuestas de las entidades y valora si sus condiciones te convienen.
Si las condiciones de al menos una entidad te parecen bien, tendrás que firmar la escritura hipotecaria en la notaría que elijas.
Ten en cuenta que para hipotecar una vivienda hay que pagar varios gastos: la tasación del inmueble, la copia de la escritura notarial y la posible comisión de apertura o intermediación asociada al proceso.
Otras maneras de conseguir un dinero extra con tu vivienda
Si nadie acepta tu solicitud o esta opción no te parece adecuada, hay otras maneras de conseguir liquidez si tienes una vivienda en propiedad:
Contratar una hipoteca inversa. Si tienes más de 65 años, puedes hipotecar tu inmueble en propiedad a cambio de que se te pague una renta mensual. Ten en cuenta, eso sí, que solo unas pocas entidades conceden hipotecas inversas.
Alquilar una parte de tu vivienda. Si tienes una habitación vacía en tu casa, puedes plantearte la posibilidad de tener un inquilino que te aporte unos ingresos mensuales. Y es que si bien la idea de compartir piso sigue muy relacionada con los estudiantes, cada vez más profesionales, especialmente jóvenes, optan por esta opción para poder ahorrar.
Vender la nuda propiedad es otra opción a considerar. Si necesitas liquidez pero deseas seguir viviendo en tu casa, puedes optar por esta alternativa y conservar el usufructo. A cambio, el comprador te entregará una cantidad de dinero al principio y te pagará una mensualidad de por vida. Luego, será el comprador quien se quede con la titularidad de la vivienda, y no tus herederos.