Para decidir bien no necesitas adivinar qué hará el euríbor. Solo hace falta tener claros tres datos: el tipo real que pagas por tu hipoteca (mejor en TAE), qué rentabilidad neta podrías conseguir ahorrando sin riesgo y si vas a necesitar ese dinero a corto plazo.
La regla rápida
- Regla 1 (objetivo): Si lo que buscas es pagar menos intereses en total, normalmente compensa más amortizar reduciendo plazo. Si lo que necesitas es bajar la cuota mensual, la amortización reduciendo cuota puede ayudarte, pero suele recortar menos intereses.
- Regla 2 (comparación de rentabilidades): Amortizar es como “ganar” una rentabilidad segura igual al coste efectivo de tu hipoteca: cada euro que amortizas deja de generar intereses en tu contra. Ahorrar, en cambio, solo gana si la rentabilidad que obtienes es comparable… pero neta, después de impuestos y comisiones.
- Regla 3 (liquidez): Si ese dinero lo puedes necesitar en los próximos meses (imprevistos, reforma, cambio de trabajo), prioriza mantener liquidez y decide después. Amortizar y luego tener que volver a financiarte suele salir caro.