Llegar a final de mes no es solo cuestión de dinero. Es un arte. Entra en juego la educación financiera de cada consumidor y su habilidad para organizar sus finanzas.
Muchos españoles, cuando reciben su nómina, se dejan llevar por la inercia, pagan sus recibos, usan su tarjeta y a mediados de mes no saben a dónde ha ido a parar su dinero. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el año pasado el 9,1% de la población llegó a fin de mes con mucha dificultad. Lógicamente, la principal solución para reducir el estrés financiero es ganar más dinero, pero ¿qué podemos hacer cuando el sueldo es el que es?
Hay una serie de hábitos que pueden ayudar a mejorar la salud financiera de muchos consumidores. La clave es organizar las finanzas mensuales el día 1 del mes, para tener la capacidad suficiente de hacer frente a todos los gastos y de ahorrar.
1- Los gastos básicos
El primer paso para organizar las finanzas del mes es calcular cuánto dinero hace falta para sufragar los gastos básicos. ¿Y cuáles son esos gastos esenciales? El alquiler o la hipoteca, la cesta de la compra, los suministros del hogar, el transporte o los seguros.
El objetivo es, por un lado, apartar todo el dinero necesario para poder pagar lo esencial y, por el otro, que la suma total no supere el 60% del total de los ingresos. Si supera esa cifra, conviene recortar en la medida de lo posible. Podemos cambiar de gimnasio, buscar una tarifa de Internet más barata o repostar combustible en una gasolinera más económica. Ese dinero puede mantenerse en una cuenta nómina y usarlo exclusivamente para ese propósito, mientras que el resto del dinero, el destinado a ahorrar o al ocio, se puede apartar.
Una persona que gana 2.000 euros netos cada mes debería dedicar como máximo 1.200 euros para financiar sus gastos básicos.

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2- El ahorro para emergencias
Una vez sufragados los gastos básicos, es el momento de destinar una parte de la nómina a construir un fondo de emergencia. El objetivo es tener ahorros suficientes para afrontar imprevistos sin poner en riesgo las finanzas mensuales, algo que no todo el mundo puede hacer. En 2024, el 35,8% de la población española no tuvo capacidad para afrontar gastos imprevistos, según el INE.
¿Y de cuánto debería ser esa hucha? Deberíamos tener ahorrado un importe equivalente a los gastos básicos de tres o seis meses. Si, por ejemplo, cada mes necesitamos 900 euros para pagar el alquiler, la luz, la comida y el móvil, deberíamos tener una hucha con un mínimo de 2.700 euros y un máximo de 5.400 euros.
No conviene guardar ese dinero en la cuenta del día a día. El objetivo es no tocarlo y, para eso, mejor no verlo. Ese dinero debería mantenerse apartado en un producto muy líquido que devengue intereses, como una cuenta. Ahora mismo, las mejores cuentas remuneradas permiten conseguir un interés superior al 2% TAE.
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3- Cancelar deudas
Las deudas cuestan dinero y algunas cuestan muchísimo. Un ejemplo: repartir un pago de 2.000 euros en doce mensualidades con una tasa de interés del 18% cuesta 200 euros en intereses. Ese es el interés medio de las tarjetas de crédito, según el Banco de España.
Es importante localizar todas las deudas y priorizar las que tienen un interés más alto. Tras destinar una parte de la nómina para financiar los gastos básicos y otra para construir un fondo de emergencia, conviene dedicar algo de dinero a acelerar el pago de las deudas siempre que sea posible. Se pueden hacer amortizaciones anticipadas de las deudas más caras o subir la cuota mensual de la tarjeta de crédito.
4- Comenzar a ahorrar
Después de pagar lo esencial, es el momento de ahorrar para el futuro, siempre que quede dinero. Puede ser para comprar un coche, para convertirse en propietario de una vivienda o para darse un capricho.
Conviene ahorrar al principio del mes y no al final y una forma fácil de hacerlo es programando una transferencia automática a una cuenta de ahorro. De hecho, la forma más sencilla de cumplir estos propósitos es hacer varias transferencias el día de cobro de la nómina (una para ahorrar, otra para construir el fondo de emergencia, otra para saldar deudas…).
Se puede ahorrar con una cuenta, con un depósito o, incluso, invertir en algún producto con poco riesgo.
5- Destinar una parte al resto de los gastos
Priorizar los gastos esenciales, el ahorro y las deudas es básico para tener una buena salud financiera. Una vez hecho, se puede destinar una parte de la nómina a los gastos relacionados con el ocio.
Si priorizamos primero lo demás, solo gastaremos lo que nos podamos permitir, mientras que si lo hacemos al revés (ahorrar al final), será más fácil que nos pasemos de la raya. El dinero que quede disponible tras haber organizado todo el mes se puede transferir a otra cuenta, así no habrá posibilidades de gastar de más.
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