Soy cliente de ABANCA desde que tenía 14 años, cuando aún era Caixanova, y siempre estuve satisfecho hasta que cumplí 30. Sin embargo, en los últimos tiempos, siento que las comisiones que me cobran son ****. Este mes de junio me pasaron puntualmente 30 euros de comisión de mantenimiento de la cuenta, 21 euros por servicio de mantenimiento y 6,60 euros de comisión de administración, a pesar de que nunca piso una oficina y hago todas mis gestiones online.
Además, cerraron la sucursal de mi barrio, lo que obliga a los vecinos mayores, quienes sí dependen de la atención presencial, a desplazarse a la sucursal más cercana. Por si fuera poco, cada vez que necesito sacar dinero, debo llevar la tarjeta al cajero automático porque no puedo hacerlo con el dispositivo móvil. Esto es una vergüenza para los clientes de toda la vida.
El problema les vendrá cuando los nuevos clientes, atraídos por condiciones inicialmente maravillosas, empiecen a irse al descubrir estas mismas comisiones ****. Por mi parte, he decidido domiciliar en otro banco donde me no me saquen los ojos, porque en Abanca no saben cuidar a los clientes de siempre.