Pagar antes de tiempo parte de la hipoteca es una de las formas más directas de recortar intereses. Pero el momento importa. Hacerlo pronto marca la diferencia; hacerlo tarde puede convertir años de ahorro en un beneficio pequeño.
La hipoteca es, para la mayoría, el mayor compromiso financiero del hogar. No solo por el capital que pides para comprar la vivienda, también por los intereses que vas pagando durante décadas. Por eso muchos propietarios ahorran para adelantar capital y acortar el préstamo.
En España lo habitual es el sistema francés: pagas siempre la misma cuota, pero al principio casi todo son intereses y muy poco capital. El interés se calcula sobre el capital pendiente. Como al inicio ese capital es alto, la parte de intereses también lo es. Esa es la razón por la que amortizar pronto “muerde” más intereses futuros que hacerlo avanzada la vida del préstamo.
Por qué el “cuándo” es decisivo
Imagina que pides 200.000 euros a 30 años con un tipo fijo del 2,5%. La cuota rondaría los 790 euros y, si no amortizas nunca, terminarías pagando alrededor de 84.000 euros solo en intereses. Si en el primer año metes 25.000 euros para reducir plazo, el total de intereses bajaría a unos 61.000 euros (23.000 euros) y acabarías la hipoteca 5 años antes. Si esperas al quinto año, el ahorro ya cae a unos 19.000 euros. En el décimo, baja a unos 14.000 euros. Y cerca del año 20, el efecto es mínimo. La conclusión es clara: cuanto antes, mejor.
Además de elegir cuándo, puedes elegir cómo. Al amortizar, tienes dos vías: reducir plazo (acabar antes, máximo ahorro en intereses) o reducir cuota (pagar menos cada mes, ahorro más modesto pero más desahogo). Si tu objetivo es ahorrar intereses, reducir plazo suele ser la opción ganadora. Si la cuota te aprieta, reducirla puede ser la decisión sensata.
Conviene mirar también si tu hipoteca tiene comisión por amortización. En muchas variables recientes esa comisión desaparece tras los primeros años, pero si la hay, súmala al cálculo. Aun así, cuando amortizas cantidades relevantes en los primeros años, la reducción de intereses suele pesar más que esa comisión.
¿Cuándo compensa y cuándo no?
Compensa especialmente en los primeros años, porque atacas intereses futuros cuando aún pesan mucho en la cuota. Si estás ya en la segunda mitad del préstamo, el ahorro cae y, si además tienes comisión, la operación puede perder interés. Si dudas, compara con una alternativa sin riesgo: si el dinero va a quedarse parado en la cuenta, es probable que te rente más amortizar; si puedes sacar una rentabilidad neta razonable en productos seguros, quizá prefieras esa vía.
Antes de decidir, revisa tu colchón de emergencia. Es preferible tener de 3 a 6 meses de gastos cubiertos y, a partir de ahí, amortizar. Y si tienes derecho a deducción por vivienda habitual (compras anteriores a 2013), valora concentrar la amortización a final de año hasta el límite deducible.
Ideas finales para hacerlo bien
Lee tu escritura por si pide preaviso o marca un importe mínimo para amortizar. Pide la operación por escrito, especifica si quieres bajar cuota o acortar plazo, y solicita la confirmación con la nueva cuota o el nuevo plazo y, si la hay, la comisión. Intenta ejecutar la amortización antes del próximo cargo mensual para que el ahorro empiece a contar desde ya. Y si cancelas todo el préstamo, recuerda tramitar la cancelación registral para que tu vivienda quede libre de cargas.
Si lo haces pronto y con una cantidad significativa, amortizar puede ahorrarte miles de euros y recortar varios años de hipoteca.
Comentarios