¿Pagar menos al banco o seguir engordando sus beneficios durante décadas? Ese es el dilema cuando aparece un ahorro extra y te planteas amortizar hipoteca. Y es que no es lo mismo amortizar plazo que amortizar cuota: el efecto sobre los intereses cambia mucho.

Amortizar plazo o cuota: ¿qué implicaciones tiene?

Amortizar plazo significa mantener la misma mensualidad y acortar años de hipoteca. Aquí es donde más se recortan intereses, porque reduces el número de cuotas futuras sobre las que el banco te cobraría. La carga financiera disminuye porque pagas lo mismo cada mes, pero muchos menos meses, y el total de intereses cae con fuerza. El “contra” es que tu cuota no baja, así que no obtienes alivio mensual; deberás pagar la misma letra y conservar un colchón de emergencia para no quedarte sin liquidez.

En cambio, amortizar cuota hace justo lo contrario: baja el recibo mensual y da aire al presupuesto de casa desde el primer mes. El plazo final prácticamente no cambia y, por tanto, el banco sigue cobrando intereses durante todo el tiempo inicialmente pactado. Es una buena jugada si priorizas liquidez y estabilidad de tus gastos, pero el ahorro total en intereses es menor que acortando plazo. Los bancos, de hecho, suelen preferir que bajes cuota: así conservan más tiempo tu deuda “viva”.

Un ejemplo con números reales

Para que lo puedas ver con mayor claridad te dejamos un ejemplo:

Hipoteca de 150.000 euros a 20 años al 2,50%. Si no haces amortización anticipada, el coste total a devolver sería 190.765,04 euros, con una cuota de 794,85 €.

Supón ahora que amortizas 10.000 euros:

  • Si eliges amortizar cuota, el total a devolver baja a 188.204,55 euros. El ahorro en intereses es de 2.560,49 euros y tu nueva cuota se reduce a 739,52 euros. Es decir, ganas liquidez mes a mes (55 euros menos de recibo), pero mantienes prácticamente el mismo plazo y el recorte de intereses, aunque real, es moderado.

  • Si eliges amortizar plazo, el total a devolver cae hasta 185.038,00 euros. El ahorro asciende a 5.727,05 euros y el nuevo plazo se acorta a 221 meses (te quitas 19 meses de hipoteca). Aquí no hay alivio en la cuota, pero ahorras más del doble de intereses que bajando cuota y terminas casi año y medio antes.

Entonces, ¿qué me conviene?

Si tu prioridad es pagar la hipoteca en menos tiempo y recortar al máximo los intereses, elige amortizar plazo. Tiene más impacto acumulado y reduce riesgo a futuro, especialmente en variables (menos tiempo expuesto a subidas de tipos).

Si tu prioridad es ganar margen cada mes, porque tu presupuesto está ajustado o quieres reforzar tu fondo de emergencia, amortizar cuota te dará tranquilidad inmediata, aun sabiendo que el ahorro total será menor.

Sea cual sea tu decisión, procura no quedarte sin colchón (3–6 meses de gastos es una buena referencia), revisa si existe comisión de amortización y pide a tu banco un cálculo detallado de cómo quedaría el préstamo en cada alternativa. Un mismo dinero extra puede traducirse en intereses muy distintos según cómo lo apliques; tu ejemplo lo demuestra: 5.727 euros de ahorro recortando plazo frente a 2.560 euros bajando cuota con exactamente los mismos 10.000 euros.