Línea de crédito: ¿qué es y para qué sirve?

Línea de crédito: ¿qué es y para qué sirve?

Dos personas contratando un crédito bancario online

Una línea de crédito es un colchón financiero: puedes coger dinero siempre que lo necesites, sin superar el máximo establecido. Su gran ventaja es que solo pagas intereses por la cantidad que utilices. Aquí verás qué es una línea de crédito, en qué se diferencia de un préstamo o de una tarjeta, cuánto cuesta de verdad, para quién tiene sentido y qué errores conviene evitar.

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Lineas de crédito
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¿Qué es una línea de crédito?

Una línea de crédito es una especie de hucha que el banco pone a tu disposición y de la que puedes ir cogiendo dinero cada vez que lo necesites. Es un producto muy habitual entre los autónomos y las empresas, ya que su flexibilidad les permite cubrir sus necesidades de circulante, pero también hay líneas de crédito para particulares.

Cuando contratas una línea de crédito, la financiera pone a tu disposición una cantidad de dinero concreta durante un tiempo determinado. Y, durante ese período, puedes usar una parte del dinero o el total cuando lo necesites o, incluso, no usarlo. A diferencia de un préstamo, el banco no te entrega todo el dinero, sino que simplemente lo pone a tu disposición y tú lo vas usando a medida que lo necesitas.

Cómo funciona una línea de crédito

 El banco pone a tu disposición un importe máximo. Puedes realizar las disposiciones que quieras cuando quieras, siempre y cuando no supere el importe máximo.

 Solo pagas intereses por el dinero que has tomado prestado, independientemente de cuál sea el máximo de la línea de crédito.

 No es obligatorio que utilices la línea de crédito. Si tu banco la pone a tu disposición pero no la usas, no pagarás nada.

Úsala para casos puntuales. Son más caras que un préstamo y su plazo de amortización es más breve.

¿Cómo funciona una línea de crédito?

Supón que acudes a tu banco para solicitar una línea de crédito y te concede una de 5.000 euros, que estará disponible durante un año.

 Vamos a poner un ejemplo para que lo veas más claro. Imagínate que de estos 5.000 euros que te han concedido, el primer mes necesitas 1.000 euros para pagar una factura:

  1. Una línea de crédito funciona como un “bolsillo extra” al que puedes recurrir cuando lo necesitas. El banco te concede un límite máximo, por ejemplo 5.000 euros, y un plazo durante el cual puedes usar ese dinero, normalmente de uno o dos años. Durante ese tiempo, no estás obligado a gastar nada: puedes tener la línea aprobada y no tocarla, o ir usando solo una parte según te vayan surgiendo necesidades.            
  2. Cada vez que haces una disposición, es decir, que coges una parte del dinero (por ejemplo 800 euros para un imprevisto), empiezas a pagar intereses solo sobre esa cantidad utilizada, no sobre los 5.000 euros del límite. Si más adelante devuelves esos 800 euros, el disponible vuelve a “liberarse” y puedes volver a usarlo mientras la línea siga vigente. Es como una reserva de crédito que se recarga a medida que vas devolviendo lo que debes.                                                                                                                                                                
  3. Lo habitual es que el banco te cobre intereses por el saldo dispuesto y, en algunos casos, una comisión por tener la línea abierta aunque no la uses. Además, el plazo de devolución suele ser corto y el tipo de interés más alto que el de un préstamo personal clásico. Por eso, las líneas de crédito tienen sentido como herramienta para casos puntuales de falta de liquidez, no como una forma de financiarte de manera permanente. Si las utilizas como si fueran un ingreso fijo más, es fácil acabar encadenando disposiciones y pagando muchos intereses sin darte cuenta.                                                                                                                                                                                                                
  4. A medida que vayas devolviendo el dinero que hayas ido cogiendo prestado, el capital disponible se renovará y volverás a tenerlo a tu disposición para cuando vuelvas a necesitarlo. Si al cabo de un año solo has usado 2.000 euros de los 5.000 disponibles, solo pagarás intereses por esa cantidad.

Los intereses se pagan en función de la cantidad de meses que hayas tenido el dinero, por lo que cuanto antes lo devuelvas, más barata te saldrá la financiación.

 ¡Atención! Las líneas de crédito, sobre todo las que son para particulares, son más caras que un préstamo.

Así que antes de utilizarlas, valora otros tipos de financiación como los préstamos personales, los anticipos de nómina o los préstamos preconcedidos. Si se usan, es importante devolver el dinero rápidamente y no sobreendeudarse.

¿Cuál es la diferencia entre línea de crédito y tarjeta de crédito?

En realidad, no se trata de dos productos distintos que tengan diferencias. Las líneas de crédito son la esencia de las tarjetas de crédito. Todas las tarjetas están vinculadas a una línea de crédito. Cada vez que realizas una compra, lo que haces en realidad es disponer de una parte o de la totalidad del saldo de la línea asociada. 

 La ventaja de las tarjetas de crédito es que te permiten llevar la línea siempre en tu bolsillo.

 Por el contrario, si contratas una línea de crédito a secas, que no esté soportada por una tarjeta, entonces la forma de disponer del dinero será traspasando el saldo de esta a tu cuenta corriente, menos práctico si se quiere usar para comprar en comercios.

A continuación, puedes comparar las mejores tarjetas de crédito:

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La diferencia práctica es cómo se devuelve el dinero: si se paga en cuotas muy pequeñas y sin plazo claro, se parece mucho a una tarjeta revolving, con el riesgo de estar años pagando intereses. Todo lo que debes saber de las tarjetas revolving.

¿Cuál es el plazo y cómo se reembolsa una línea de crédito?

Depende de cada banco. Algunas financieras te permitirán devolver el saldo dispuesto en varios años. No obstante, la línea de crédito tiene una duración concreta.

Pasado ese plazo, puedes pedir que te la renueven si quieres seguir usándola.

Total flexibilidad. La manera más común en la que vas a utilizar una línea de crédito es a través de una tarjeta de crédito. Estos plásticos te dan una opción de reembolso muy flexible, con cuotas con importes mínimos mensuales desde tan sólo 18 euros en algunos casos. 

Cuota y plazo concretos. Otra opción para reembolsar el dinero utilizado de una línea de crédito, es fijar una cuota y un plazo determinado. En este caso, la financiera te creará un calendario (cuadro de amortización) en el que te indicará qué pagarás cada mes. De esta manera, te aseguras de que llegarás a cero en la fecha de vencimiento.

¿Qué pasa si no he llegado a cero el día del vencimiento de mi línea de crédito?

Si llega el día de vencimiento de tu línea de crédito y no has devuelto todo el dinero y sus intereses, estás incumpliendo el contrato. Por lo que pueden aplicarte una penalización e, incluso, incluirte en una lista de morosos.

 Antes de que esto ocurra, si ves que la fecha de vencimiento de tu línea de crédito está cerca y no vas a poder devolver todo el dinero que has cogido prestado, negocia con tu banco.

 Pregunta qué opciones tienes para poder hacer frente a esta deuda. Puedes pedir un plan de pago o un nuevo crédito (no una línea de crédito) para pagar el dinero pendiente.

¿Qué es mejor, reembolsar una línea de crédito con devolución libre o dentro de un plazo determinado?

Si no eres una persona súper organizada y optas por el reembolso libre de tu línea de crédito, estás tomando un riesgo porque puedes llegar al fin de tu línea de crédito sin haber devuelto todo el dinero prestado.

En este caso, es mejor contratar la línea de crédito con unos pagos mensuales fijos y un plazo determinado. De esta manera, te asegurarás que irás pagando poco a poco por el dinero prestado y puede que las cuotas sean más altas, pero que llegarás a cero a la fecha de vencimiento.

¿Cuánto dinero puedes solicitar en una línea de crédito?

Dependerá del banco o de la financiera a la que acudas y de tu solvencia económica. Por lo general, el importe de las líneas de crédito oscila entre unos pocos cientos de euros y unos 10.000.

¿Cuándo recibirás el dinero de la línea de crédito?

Si la línea de crédito te la ha aprobado tu banco, en principio recibirás el dinero en tu cuenta corriente al instante. En cambio, si la línea de crédito es de una financiera, cada vez que retires dinero tendrás que esperar a que la transferencia llegue a tu banco (uno o dos días hábiles).

¿Qué intereses y comisiones tienen las líneas de crédito?

Aunque las comisiones pueden variar en función de la entidad a la que acudas, lo que tienen en común todas las líneas de crédito son los intereses. Es el tanto por ciento que te va a cobrar la financiera por el dinero prestado. Y, como ya te hemos explicado, se aplica solo sobre el dinero que hayas utilizado.

Por otro lado, aunque no son muy habituales, hay otras comisiones que te pueden cobrar las financieras al contratar una línea de crédito:

  •  Comisión por apertura. Es el precio que tienes que pagar para que te concedan la línea de crédito.

  • Comisión de renovación. Es el coste que tiene renovar cada año la línea de crédito.

  • Comisión por disposición del saldo. Algunas financieras pueden cobrarte una comisión cada vez que retiras una parte del saldo disponible.

  • Comisión por amortización anticipada. Si decides devolver el dinero antes de tiempo, tendrás que pagar una comisión que, por ley, puede ser de hasta el 1% si el plazo restante hasta el vencimiento es superior a un año o de hasta el 0,5% si es inferior. 

Como te decimos, existen en el mercado líneas de crédito que no tienen este tipo de comisiones. Por lo que,  antes de contratar una, compara bien todas las opciones para no pagar ni un céntimo de más.

¿Para qué sirven las líneas de crédito?

El objetivo de las líneas de crédito es conseguir financiación cuando no se dispone del capital necesario para hacer frente a un gasto. Están disponibles para particulares, autónomos y empresas.

Veamos en qué situaciones puede serte útil:

 Realizar una compra. Si necesitas hacer una compra que conlleva un desembolso importante de capital y no dispones del dinero necesario para pagarla, puedes hacer uso de una línea de crédito.

 Pagar un recibo o una factura. Si tienes que hacer frente al pago de un recibo o de una factura, ya sea como particular o como empresa, las líneas de crédito pueden serte de gran ayuda. De hecho, el pago a proveedores es una de las principales finalidades de las líneas de crédito para autónomos y pymes.  

 Solucionar un improvisto urgente. Hay ocasiones en las que se tiene que afrontar un gasto inesperado que requiere una respuesta urgente. En esos casos, si no tienes el dinero suficiente, las líneas de crédito te permitirán conseguir liquidez de forma muy rápida y solucionar el problema. 

En el caso de las empresas, este sistema puede utilizarse para salir del paso en muchas ocasiones. Por ejemplo, se puede usar la línea de crédito para hacer frente a una reparación, comprar material nuevo o afrontar imprevistos mientras se espera que los clientes paguen sus facturas. También se puede usar las líneas de crédito para realizar pagos a la Administración o a los proveedores.

Requisitos para solicitar una línea de crédito

El requisito principal para solicitar una línea de crédito es tener la capacidad suficiente para devolver el dinero prestado. Además, tienes que ser mayor de edad, tener una cuenta corriente, tener un documento de identidad y, probablemente, residir en España.

  • Si pides una línea de crédito para particulares, tienes que tener una situación laboral estable y tener unos ingresos suficientes para poder pagar el crédito. La financiera comprobará que no figures en ningún registro de morosos y que no tengas demasiadas deudas vigentes. Si estás sobreendeudado o apareces en ASNEF, lo más probable que no te aprueben la línea de crédito.

  • Si eres autónomo o solicitas la línea para una empresa, necesitas acreditar que la facturación de tu negocio es suficiente para devolver el dinero.

¿Cuál es la diferencia entre una línea de crédito y un préstamo?

La diferencia clave es que con un préstamo recibes todo el dinero de golpe y lo devuelves en cuotas fijas, mientras que con la línea solo usas lo que necesitas y el dinero se ‘recarga’ cuando lo devuelves.

Si conoces de antemano cuánto necesitas y para qué, suele encajar mejor un préstamo. Si lo que quieres es un colchón para imprevistos, entonces encaja más una línea de crédito

Préstamo

Un préstamo es una cantidad fija de dinero que tendrá que devolverse en un plazo determinado a un tipo de interés concreto. Por ejemplo, el banco A te presta 10.000 euros, que transfiere a tu cuenta, y tú tienes que devolvérselos en cuotas mensuales durante cinco años con un tipo de interés del 7%.

Línea de crédito

Las líneas de crédito ofrecen al cliente la posibilidad de hacer uso de cierta cantidad de dinero cuando lo necesite, hasta un límite determinado (el límite del crédito) y pagando intereses únicamente por el dinero utilizado.

A diferencia de los préstamos, el banco no entrega al cliente todo el dinero, sino que lo pone a su disposición (a través de una tarjeta, por ejemplo, o de una cuenta de crédito) y es este el que decide si quiere usarlo y en qué cantidad.

Además, sólo paga intereses por la parte utilizada, independientemente de cuánto dinero haya puesto el banco a su disposición.

Solicitar una línea de crédito no conlleva, de por sí, ningún gasto hasta el momento en el que el cliente empieza a utilizar el dinero, mientras que los préstamos generan intereses desde el momento en el que se conceden.

¿Para quién tiene sentido una línea de crédito… y para quién no?

Una línea de crédito tiene sentido, sobre todo, para autónomos y empresas que viven con ingresos irregulares y sufren desfases de caja. Si cobras a 30, 60 o 90 días, pero tienes que pagar nóminas, proveedores o impuestos todos los meses, contar con un límite de crédito que puedas usar puntualmente te ayuda a no quedarte seco cuando se retrasa un cobro. .

También puede ser útil para particulares con ingresos estables que quieren un colchón para un imprevisto concreto y saben que podrán devolverlo rápido. Por ejemplo, una reparación del coche, una avería en casa o un gasto médico que no puede esperar. 

En cambio, una línea de crédito no es buena idea para quien ya está usando la tarjeta para llegar a fin de mes. Si cada mes tiras de crédito para pagar la compra, los recibos o la gasolina, el problema no es la falta de “producto financiero”, sino que tus gastos superan a tus ingresos. 

Tampoco es adecuada para quien siente que la necesitaría para pagar recibos todos los meses o para cuadrar el presupuesto de manera permanente. Usarla como parche fijo para la luz, el alquiler o el supermercado es una señal clara de que algo no cuadra en tus números. 

Errores habituales al usar una línea de crédito

Usar la línea de crédito como si fuera dinero extra fijo y no como una herramienta puntual. La tentación de pensar “tengo 5.000 euros ahí disponibles” hace que muchos acaben tirando de esa reserva para cualquier cosa.

Gestionar a a través de una tarjeta y elegir siempre pagar la cuota mínima. Esa forma de devolver el dinero alarga muchísimo la vida de la deuda, igual que ocurre con las tarjetas revolving.

Renovar la línea año tras año sin pararse a pensar si de verdad la sigues necesitando o si hay alternativas más baratas. Como el producto se recicla automáticamente, muchos clientes ni revisan las condiciones: tipo de interés, comisiones de mantenimiento o de renovación. 

No fijarse en las comisiones de renovación o de disposición y sorprenderse cuando empiezan a aparecer cargos extra en la cuenta. Algunas entidades cobran por tener la línea abierta, aunque no la uses, o aplican comisiones cada vez que haces una disposición de efectivo. 

Sumar una línea de crédito a sus tarjetas y préstamos personales sin pararse a calcular cuánto debe en total. Cada producto, por separado, puede parecer manejable, pero la carga conjunta puede ser demasiado alta para tus ingresos.