¿En qué invertir tu dinero para multiplicarlo en 2025?
¿Quieres empezar a invertir tu dinero, pero no sabes por dónde empezar? Hay muchas opciones disponibles: acciones, bonos, fondos de inversión, ETFs… Aquí te explicamos de manera clara y sencilla las características, ventajas y desventajas de cada alternativa para que puedas diseñar una cartera de inversión a tu medida.
La información que encontrarás en esta página no constituye asesoramiento de inversión ni recomendación. Deberás tomar tus decisiones de manera independiente y teniendo en cuenta tus circunstancias personales. Ten presente, además, que invertir conlleva riesgos y no garantiza recuperar lo invertido.
Imagina que diriges un equipo de fútbol. Para que funcione bien, necesitas jugadores con distintas habilidades: algunos para defender, otros para marcar goles y al menos uno que ataje y evite que marque el equipo contrario. Algo similar ocurre con la inversión. Tus jugadores, en este caso, pueden ser bonos, acciones, materias primas, inmuebles, criptomonedas e incluso depósitos bancarios o cuentas remuneradas.
Cada opción tiene su propio nivel de riesgo y expectativas de rentabilidad, al igual que cada jugador aporta algo diferente al equipo. Por eso, antes de decidir en qué invertir, debes tener en cuenta un concepto clave: la diversificación.
Si solo tienes delanteros en tu equipo, podrías ganar por goleada o perder estrepitosamente debido a la falta de defensa. Lo mismo ocurre si pones todo tu dinero en una sola inversión.
Por eso, es importante que inviertas en varios productos y de distintos tipos, según tus necesidades. ¿Cuáles son las opciones? Las explicamos a continuación.
Invertir en bonos de empresas y del Estado
Los bonos del Estado o de las empresas son instrumentos de deuda emitidos por las entidades para financiarse. En otras palabras, si compras uno de estos bonos, le estás prestando dinero al Estado o a una empresa a cambio de que, en un plazo previamente determinado, te pague intereses. Estos intereses se conocen desde el principio, por eso se habla de renta fija.
Características principales de los bonos
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Rentabilidad. La rentabilidad depende de cada bono. Los rendimientos de los más seguros se acercan a los tipos de interés de los bancos centrales, puedes consultar su valor en esta página. A partir de aquí, la rentabilidad sube cuanto mayor es el riesgo.
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Riesgo. El riesgo principal es que la entidad emisora quiebre y no pueda pagar. Existen empresas como Standard & Poor´s que clasifican los bonos desde AAA (más seguros) hasta D (más arriesgados). En un bono D, la rentabilidad suele ser más alta, pero el riesgo de impago es mayor.
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Plazo. Existen bonos a corto, medio y largo plazo. Por lo cual, podrías invertir en bonos a tres meses, seis meses, un año, cinco años o diez años, dependiendo de cuáles sean tus objetivos.
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Rol en tu cartera. Un bono, al tener una rentabilidad fija, juega como defensor. Esto es así siempre y cuando escojas bonos de riesgo bajo.
Ventajas y desventajas de los bonos
Sabes desde el principio cuáles serán tus rendimientos y cuándo los cobrarás.
Menor volatilidad: esto puede ser atractivo para los inversores que buscan estabilidad en su cartera.
Diversificación: invertir en bonos puede ayudar a diversificar una cartera, reduciendo el riesgo general.
Menor potencial de retorno: en general, los bonos ofrecen menores rendimientos que las acciones y pueden, según el caso, no cubrir la inflación.
Invertir en acciones
Las acciones representan la propiedad parcial de una empresa. Al comprar una acción de Amazon, por ejemplo, te conviertes en dueño de una parte muy pequeña de la compañía. A diferencia de los bonos, la rentabilidad de una acción es impredecible: puede ser muy alta o muy baja.
Además, podrías recibir dividendos (una parte de las ganancias de la empresa), pero no sabes cuándo ni cuánto recibirás. Por eso, las acciones se consideran renta variable.
Características principales de las acciones
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Rentabilidad. La rentabilidad de una acción depende de la variación de su precio en el mercado y del reparto de dividendos por parte de la empresa. Por eso, puede ser muy alta, muy baja o incluso negativa.
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Riesgo. Invertir en acciones conlleva un alto riesgo de pérdida, especialmente si vendes cuando su precio ha bajado. Esto se debe a que son muy volátiles y los precios fluctúan de manera imprevisible.
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Plazo. Las acciones son para inversiones a largo plazo, aunque se pueden comprar y vender en cualquier momento. Su precio fluctúa y puede permanecer bajo durante mucho tiempo. Si inviertes a largo plazo, no te verás obligado a retirar tu inversión cuando el precio haya bajado.
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Rol en tu cartera. Una acción desempeñan un rol más agresivo, ya que implica un mayor riesgo, pero también un mayor potencial de rentabilidad. Se comporta como goleador o goleadora de tu equipo.
Ventajas y desventajas de las acciones
Potencial de alta rentabilidad: las acciones han demostrado históricamente tener un rendimiento superior a los bonos.
Liquidez: las acciones se pueden comprar y vender fácilmente en mercados bursátiles.
Volatilidad: el precio de las acciones puede fluctuar significativamente en períodos cortos.
Invertir en "cestas": fondos de inversión y ETFs
Ahora bien, lo que hemos descrito antes son algunos de los productos individuales más populares. Pero hay más.
Los fondos de inversión son “cestas” que reúnen el dinero de varias personas y lo invierten en diferentes activos, generalmente acciones y bonos. En este grupo se encuentran también los ETFs, que comparten las mismas características que los fondos de inversión, pero cotizan en bolsa.
Retomando la metáfora futbolística, estos podrían ser tu grupo de defensores, tu grupo de goleadores, o bien, tu equipo completo. Pero debes saber que existen tres tipos de fondos:
Fondos de renta fija
Invierten tu dinero en distintos bonos, tanto de empresas como de Gobiernos, que pueden ser, por ejemplo, europeos o norteamericanos. Existen varios tipos de fondos según el riesgo crediticio de los productos que adquieren, los países a los que pertenecen los bonos en cuestión y su plazo de cobro.
En este grupo puedes encontrar algunas opciones de muy bajo riesgo, como los fondos monetarios, que se comportarían como un buen grupo de defensores para tu equipo. Pero debes saber que también hay fondos de renta fija con riesgos altos de pérdida.
Fondos de renta variable
La mayor parte del patrimonio de un fondo de renta variable se invierte en varias acciones de diferentes empresas. Están diseñados para buscar un mayor potencial de crecimiento a largo plazo, pero implican un nivel de riesgo más alto, justamente, porque invierten en acciones.
Están orientados a un perfil de inversor más arriesgado y tienden a comportarse como un buen grupo de goleadores. Algunos de los fondos de renta variable más famosos son los indexados, como el del S&P 500, que replica el comportamiento de las 500 empresas más grandes de Estados Unidos; o el IBEX 35, que replica el comportamiento de las 35 empresas españolas más importantes.
Fondos de renta mixta
En este caso, el patrimonio se invierte un poco en renta variable (acciones) y otro poco en renta fija (bonos). La combinación de ambos productos variará en función del perfil del riesgo del inversor. Por ejemplo, podrías invertir en una cesta que tiene un 50% de bonos y un 50% de acciones, o un 75% de acciones y un 25% de bonos, entre otras posibilidades.
Su riesgo y su rentabilidad es moderada y varía en función de su composición: cuanto mayor sea el porcentaje de renta variable, mayor será el riesgo y la remuneración. Por eso, un fondo de renta mixta podría considerarse un equipo de jugadores completo. Pero sigue leyendo un poco más porque, dependiendo de tus necesidades, podrían ser o no la mejor opción para ti.
Invertir en carteras de fondos y ETFs
Existe todavía un nivel superior de diversificación: las carteras de fondos que se pueden contratar a través de un roboadvisor. En términos simples, estas carteras funcionan como matrioskas financieras, es decir, son cestas que contienen varios fondos de inversión, cada uno de los cuales invierte en varias acciones y/o bonos de distintas empresas, Gobiernos y países. Visto así, una cartera de fondos podría representar tu equipo completo, siempre y cuando contenga instrumentos variados tanto de renta fija como variable.
Esta estructura escalonada de diversificación reduce más el riesgo de pérdida, pero puede moderar la rentabilidad. Para ilustrarlo mejor, aquí tienes un ejemplo real de una cartera de fondos de MyInvestor:

Cada color representa un fondo de inversión específico orientado a diferentes productos. Los fondos etiquetados como "renta variable" generalmente invierten en acciones, mientras que los de "renta fija" se centran en bonos corporativos o del Estado.
Además, las carteras de fondos suelen estar diversificadas a nivel global. Mientras que un fondo de renta variable, como aquellos que siguen el S&P 500, invierte solo en empresas estadounidenses, una cartera de fondos puede invertir en el S&P 500 y simultáneamente en otros mercados como Japón. Así, si la economía estadounidense entrara en crisis, tendrías dinero en otros mercados para compensar la pérdida.
¿Cómo invertir en carteras de fondos y ETFs?
Para invertir en estas carteras de fondos, tienes dos opciones. O crear las carteras por tu cuenta y adquirirlas a través de un bróker o hacerlo a través de un robo advisor, que permite invertir desde 50 euros en carteras creadas por profesionales y adaptadas a distintos perfiles de riesgo.
En el segundo caso, tendrás que responder un Test MiFid para calificar tu perfil de inversor (si necesitas más defensores que goleadores, o si puedes asumir más riesgos a cambio de aumentar tu rentabilidad). Hecho esto, podrás invertir en diferentes carteras adaptadas a tu perfil.
Invertir en inmuebles
Otra alternativa muy popular es la inversión en inmuebles. Significa adquirir propiedades como viviendas, garajes u oficinas. Como inviertes en un producto tangible, los inmuebles tienden a comportarse de forma más defensiva, pero ojo que hay matices.
Características principales de la inversión en inmuebles
Rentabilidad. La rentabilidad bruta de la vivienda en España (plusvalía y alquiler) ronda entre el 7% y el 11%*, dependiendo del tipo de inmueble (vivienda, oficinas, locales comerciales, etc.).
Riesgo. El riesgo es moderado, ya que los precios de la vivienda y el alquiler no suelen fluctuar bruscamente. Pero hay excepciones, como la crisis de 2008 o la reciente regulación del precio del alquiler en algunas comunidades autónomas, como Cataluña. Alquilar una propiedad tiene, además, otros riesgos adicionales como la ocupación ilegal.
Plazo y perfil del inversor. En general, la inversión en inmuebles es a medio o largo plazo. Apropiada para inversores que buscan ingresos regulares y diversificación mediante activos tangibles.
* Datos de Idealista correspondientes al primer trimestre de 2025.
Ventajas y desventajas
Flujo de ingresos: los inmuebles pueden generar ingresos a través de alquileres.
Revalorización: a largo plazo, los inmuebles tienden a apreciar su valor, lo que puede resultar en más ganancias al vender.
Requiere capital inicial alto: la inversión en inmuebles generalmente requiere una inversión inicial significativa.
Costes de mantenimiento: los propietarios deben asumir los costes de mantenimiento, reparación y gestión.
Aquí vale la pena hacer una aclaración. Cada vez se habla más del crowdfunding inmobiliario, es decir, un tipo de inversión colectiva donde puedes adquirir un inmueble de forma conjunta desde 50 euros para obtener rendimientos. El riesgo de este tipo de inversión es mucho más alto, por lo cual no se trataría en absoluto de una inversión defensiva o conservadora.
Invertir en criptomonedas
Las criptomonedas son monedas digitales descentralizadas, lo que significa que no están reguladas por gobiernos ni instituciones financieras tradicionales. Para ubicarlas en tu equipo, las criptomonedas serían algo así como adquirir un jugador que puede tener potencial, pero todavía le falta experiencia. Visto así, sabrás que adquirirlo es arriesgado. Estas son sus características principales:
Características principales de las criptomonedas
Rentabilidad y riesgo. Potencialmente muy alta, pero con un riesgo de pérdida igualmente elevado, debido a su extrema volatilidad.
Plazo y perfil del inversor. Pueden ser inversiones tanto a corto como a largo plazo, dependiendo de la estrategia del inversor. Es adecuada para inversores con alta tolerancia al riesgo y familiaridad con tecnología emergente. También pueden interesar a aquellos que desean destinar un porcentaje de sus ahorros a las criptomonedas con la esperanza de que se conviertan en la economía del futuro. Sin embargo, esto es incierto y puede considerarse más una apuesta que una inversión.
Ventajas y desventajas
Alto potencial de retorno: las criptomonedas han demostrado en el pasado que pueden ofrecer rendimientos muy altos en períodos cortos.
Volatilidad: las criptomonedas son extremadamente volátiles, lo que puede resultar en pérdidas.
Falta de regulación: el mercado de las criptomonedas todavía carece de un marco regulatorio sólido.
Otros productos bancarios que te pueden interesar
Por último y para aquellos ahorros que no hayas invertido, por ejemplo, porque son tu colchón para emergencias o porque los necesitarás en el corto plazo, puedes optar por otros dos productos bancarios que te dan rentabilidad: las cuentas remuneradas y los depósitos.
Estos serían, sin duda, los porteros de tu equipo, porque evitan que pierdas la partida a causa de la inflación. Además, están protegidos por el Fondo de Garantía de Depósitos, que cubre hasta 100.00 euros por banco y titular.
Cuentas remuneradas
Las cuentas remuneradas son cuentas bancarias que te pagan intereses solo por guardar ahí tu dinero. Su rentabilidad actual llega hasta 2,50% TAE y puedes retirar tu capital en cualquier momento sin penalización.
Depósitos bancarios
Con los depósitos, tú depositas tus ahorros durante un tiempo determinado, a cambio de que te paguen intereses. La rentabilidad actual de los depósitos a un año ronda el 2,60% y está garantizada.
Cómo comenzar a invertir en 2025
Si estás pensando en empezar a invertir, es esencial seguir algunos pasos clave para hacerlo de manera segura y efectiva. Primero, debes definir tus objetivos financieros para elegir las inversiones adecuadas, ya sea para ahorrar para la jubilación, comprar una casa o generar ingresos adicionales. Luego, es importante evaluar tu tolerancia al riesgo; si eres principiante, es mejor comenzar con opciones más conservadoras como fondos indexados o bonos, y gradualmente arriesgarte más a medida que adquieras experiencia. La diversificación también es crucial para gestionar el riesgo, por lo que no debes concentrar todo tu dinero en un solo activo. Por último, comienza con una cantidad pequeña y aumenta tu inversión a medida que te sientas más cómodo y confiado en el proceso.