Existen varios tipos de fondos de renta fija, cada uno con características y niveles de riesgo diferentes. Al elegir un fondo, es importante conocer las opciones disponibles para que puedas tomar una decisión que se adapte a tus necesidades:

Para entender su funcionamiento tienes que saber que la rentabilidad de los fondos de renta fija depende, además de los cupones, de otros tres conceptos que conviene que tengas en cuenta desde el principio y qué riesgos conllevan:

Los bancos centrales establecen un punto de referencia para los intereses de productos bancarios y de inversión. Un ejemplo es el tipo de interés de facilidad de depósito, que influye en los intereses de los depósitos y sirve como base para otros productos de renta fija, como los bonos.

Sin embargo, los tipos de interés no son fijos. Los bancos centrales los suben o bajan según la situación económica:

 Si la inflación es alta, los suben para frenarla.
 Si la economía se enfría, los bajan para estimularla.

¿Cómo afecta esto a la rentabilidad de los fondos de renta fija?

 Si los tipos de interés bajan, los nuevos bonos que se emitan ofrecerán intereses más bajos que los de tu fondo. Como los bonos que ya tienes en el fondo pagan intereses más altos, se vuelven más atractivos y su precio sube. Resultado: la rentabilidad del fondo aumenta.

 Si los tipos de interés suben, los nuevos bonos pagarán más intereses que los de tu fondo y serán más atractivos. En comparación, los bonos que ya tienes valdrán menos y su precio bajará. Resultado: la rentabilidad del fondo cae.

Por eso, antes de invertir en renta fija, deberías fijarte en lo que está haciendo el banco central con los tipos de interés. Como regla general:

📉 Si los tipos suben, la rentabilidad de los fondos de renta fija baja.
📈 Si los tipos bajan, la rentabilidad de los fondos de renta fija sube.

Pero ojo, este no es el único factor a considerar.

El plazo de un bono es el tiempo que transcurre entre la emisión y el vencimiento. De esto depende cuánto bajará o subirá la rentabilidad de tu fondo de renta fija en función de los tipos de interés. Los fondos de renta fija pueden invertir en:

 Corto plazo. Bonos que vencen en menos de 2 años. Estos bonos reaccionan poco a los cambios en los tipos de interés. Si el Banco Central Europeo (BCE) baja los tipos, su rentabilidad sube, pero no mucho.

 Medio plazo. Bonos que vencen entre 2 y 10 años. Tienen una reacción moderada a los cambios en los tipos de interés.

 Largo plazo. Bonos que vencen en más de 10 años. Son más sensibles a los cambios en los tipos de interés. Si el BCE baja los tipos, la rentabilidad de estos bonos puede aumentar mucho. Pero si los tipos suben, también pueden perder más valor (¡más de un 40%, por ejemplo!).

📉 Recuerda esta regla de oro: cuanto mayor sea el plazo de los bonos en tu fondo, mayor será la sensibilidad a las variaciones en los tipos de interés. Si los tipos suben, podrías enfrentar pérdidas significativas, de hasta un 40% en el plazo más largo. Si los tipos bajan, podrías obtener buenos rendimientos, aunque generalmente no serán tan altos como las posibles pérdidas en un escenario de subida de tipos.

Los bonos tienen una calificación crediticia que indica el riesgo de que el emisor (ya sea un país o una empresa) no te pague los intereses o no te devuelva el dinero.

Una de las agencias más conocidas que otorga estas calificaciones es Standard & Poor’s (S&P), que clasifica los bonos desde AAA (máxima calidad y seguridad) hasta C (muy arriesgados, con alto riesgo de impago).

Pero esta calificación no es fija, puede subir o bajar según la situación económica del emisor. Y aquí entra la regla clave:

 Cuanto más riesgo tiene un bono, mayor rentabilidad ofrece (para compensar ese riesgo).
 Cuanto más seguro es un bono, menor rentabilidad paga.

¿Cómo afecta esto a tu fondo de renta fija?

 Si la calificación de los bonos empeora (más riesgo de impago), los nuevos bonos deberán ofrecer intereses más altos para atraer inversores. Como los bonos que ya tienes en el fondo pagan menos intereses, se vuelven menos atractivos y su precio baja. Resultado: tu fondo pierde valor.

 Si la calificación de los bonos mejora (menos riesgo de impago), los nuevos bonos pagarán menos intereses porque son más seguros. Como los bonos de tu fondo ya ofrecen intereses más altos, se vuelven más valiosos y su precio sube. Resultado: tu fondo gana valor.

Por eso, cuando inviertes en renta fija, no solo importa la evolución de los tipos de interés, sino también la calificación crediticia de los bonos.

Ahora consideremos todo lo que debes tener en cuenta antes de elegir un fondo de renta fija, además de la situación de los tipos de interés.

Aunque el Banco Central Europeo ha comenzado a bajar los tipos de interés y todo apunta a que continuará haciéndolo durante los próximos meses, eso no significa que invertir en renta fija garantice beneficios. Es un error pensar que esta relación es directa y siempre positiva. La realidad es más compleja: el comportamiento de los fondos de renta fija depende de muchos factores, como el tipo de fondo, su duración, la calidad crediticia de los emisores y, sobre todo, del horizonte temporal.

A corto plazo, algunos fondos pueden ofrecer rentabilidades positivas si los tipos siguen cayendo, especialmente los de duraciones más cortas. En cambio, a medida que alargamos el plazo, la exposición a movimientos inesperados en los tipos de interés aumenta. Si los tipos vuelven a repuntar —algo que no puede descartarse dada la tensión en la economía global y pese a la tregua en la guerra comercial entre EE. UU., la UE y China—, los fondos más sensibles podrían registrar caídas importantes en su valor.

Además, conviene desterrar la idea de que la renta fija es siempre segura. Lo es solo si se mantiene el producto hasta su vencimiento y no se necesita liquidez antes, como serían los fondos de rentabilidad objetivo.

Una vez explicados estos factores, la renta fija puede tener sentido si tu objetivo es apostar tácticamente por la caída de los tipos y realmente confías en que el BCE seguirá recortando. Pero puede que no sea la mejor opción si buscas una inversión estable y predecible para diversificar tu cartera o mantener liquidez mientras esperas mejores oportunidades. En ese caso, los depósitos bancarios o fondos monetarios —con bajo riesgo y rentabilidad fija o controlada— pueden ser alternativas más prudentes..

Los iBonds de iShares (BlackRock) son ETFs de renta fija conocidos por su baja volatilidad y su limitada exposición a los cambios en los tipos de interés.

A diferencia de los fondos de renta fija tradicionales, la estrategia de los iBonds no se basa en el plazo de los bonos, sino en su fecha de vencimiento. Es decir, estos fondos invierten en una cartera diversificada de bonos corporativos de alta calidad crediticia, todos con fechas de vencimiento en el mismo año, como 2025, 2026 o 2027.

El objetivo es mantener los bonos hasta su vencimiento, obteniendo rendimientos exclusivamente de los cupones y no de la variación del precio de los bonos en los mercados financieros.

Al llegar a su vencimiento, el ETF te devuelve el capital invertido junto con los rendimientos de los cupones, siempre que sea de acumulación. Si es de distribución, recibirás los cupones periódicamente (por ejemplo, cada tres meses), y al vencimiento recuperarás tu capital.

 Funcionan de manera similar a los bonos, ya que la rentabilidad proviene principalmente de los cupones si mantienes la inversión hasta el vencimiento.

 No necesitas seleccionar los bonos uno a uno; la gestora lo hace por ti, adquiriendo una cartera diversificada.

 Las comisiones son muy bajas, ya que BlackRock maneja un gran volumen de inversiones, lo que optimiza los costes.

 Tienes liquidez: si necesitas el dinero antes de tiempo, puedes negociarlos en la bolsa como si fueran acciones.