Buena parte de Europa afronta el mismo dilema: cómo sostener el Estado del bienestar con poblaciones cada vez más envejecidas. Hay más mayores viviendo más años y menos nacimientos; por tanto, menos cotizantes por cada pensionista. En la UE ya hay 3,0 personas en edad de trabajar por cada mayor de 65 años (según la Comisión Europea, el ratio de dependencia es del 33,9% a 1 de enero de 2024, ) y la tendencia es creciente.
Alemania prepara un giro: impulsar el ahorro privado desde la infancia para complementar la pensión pública. El plan, conocido como “pensión de inicio anticipado”, aportaría 10 euros al mes a cada menor escolarizado de 6 a 17 años, acumulando 1.440 euros hasta la mayoría de edad, invertidos a largo plazo y bloqueados hasta la jubilación. A partir de los 18, cada joven podría seguir aportando. Es una propuesta en debate político que busca crear hábito inversor y aliviar presión futura sobre el sistema.
¿Y en España?
Hoy no existe un esquema público que ingrese dinero automáticamente en nombre de los menores y lo bloquee hasta la jubilación. Además, España combina muy baja natalidad (1,12 hijos por mujer en 2023, mínimo desde que hay registros) con mucha longevidad (84 años de esperanza de vida), lo que estrecha las cuentas: menos nuevos contribuyentes para sostener a más pensionistas.
La buena noticia es que cualquier familia puede replicar la propuesta alemana en casa: ahorrar pequeñas cantidades de forma periódica y dejarlas muchas décadas invertidas.
Cómo implantarlo en casa (paso a paso)
1) Marca objetivo y horizonte
Es un ahorro de muy largo plazo (estudios, emancipación o incluso la jubilación del propio hijo).
2) Vehículo sencillo y barato
Empieza por fondos indexados o ETFs de bajo coste, con comisiones de apenas el 0,10% (por ejemplo, un índice amplio mundial; o si eliges el S&P 500, recuerda el riesgo divisa euro7dólar). A largo plazo, las comisiones bajas y la diversificación pesan muchísimo.
3) Aportaciones periódicas y automáticas
Programa un ingreso mensual (10–20 euros ya sirven). La clave no es acertar el “mejor momento”, sino ser constante, para entrar en todos los momentos del mercado.
4) Paciencia más interés compuesto
A 3 años el mercado puede cae a plomo, pero a 30–40 años, el interés compuesto hace gran parte del trabajo. Aunque debes recordar que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.

Mejores fondos indexados
Un cambio de hábitos (y por qué tiene sentido)
La propuesta alemana no “soluciona” sola la jubilación (10 euros al mes es simbólico), pero sí instala el hábito y da ventaja temporal: empezar pronto. En España, sin un programa público similar, la responsabilidad recae en las familias; no hace falta mucho dinero para empezar, sí constancia y horizonte.
Además, cuando el objetivo está a décadas vista, es cuando más se puede asumir riesgo: el tiempo ayuda a amortiguar la volatilidad de la renta variable y a aprovechar el interés compuesto. Con un horizonte de 20–30 años, las caídas puntuales tienen margen para recuperarse y las aportaciones periódicas permiten comprar más barato en fases bajistas (promediar el coste).
Por eso, en etapas tempranas suele tener sentido una mayor exposición a los mercados bursátiles. A medida que se acerque la fecha objetivo, conviene reducir gradualmente el riesgo (“deslizamiento”), consolidando ganancias hacia activos más estables y rebalanceando al menos una vez al año. Eso sí, un mayor plazo aumenta la capacidad de asumir riesgo, no la obligación: la asignación debe respetar tu tolerancia emocional y recordar que las rentabilidades no están garantizadas; lo que sí es seguro es la ventaja de empezar pronto y ser constante.
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