Mi marido fue accoonista de Cajalon, que era como se llamaba entonces, desde el principio. Falleció el pasado Diciembre con 90 años y ahora me encuentro con la negativa, ni siquiera a nombre de mis hijas, de conseguir un préstamo de 30000 euros para hacer frente a una serie de gastos puntuales hasta que venda unos terrenos que he puesto a la venta. No son capaces, sin perder ganancias, de ayudar a una clienta que lo es desde la fundación del banco. Estos son los mismos a los que se les dió dinero a fondo perdido cuando les fue mal por su desmedida ambición. Es una VERGÜENZA