Cómo ahorrar luz con la potencia de luz
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Teresa Belaire
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- 13 de septiembre 2019
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- Energía, Luz

Como consumidores ahorradores nos obcecamos en rebajar las facturas de electricidad aplicando cualquier truco que nos recomiendan. Sin embargo, no siempre conseguiremos resultados rebajando nuestro consumo. En este artículo explicamos cómo la potencia de luz que tenemos en casa incide directamente sobre el recibo de electricidad.
La potencia de luz, un factor decisivo para ahorrar
Mucho hablamos de la cuesta de enero, pero la de septiembre también hay que tenerla muy presente, especialmente en aquellos hogares donde hay estudiantes. El fuerte gasto que se debe asumir durante estas semanas en material escolar, clases extraescolares y equipación para los más pequeños puede suponer un problema para cientos de familias. Por ello, no es raro que en estos días miremos más al dedillo en qué gastamos, cuánto gastamos y cómo podemos contenerlo.
Por ejemplo, es habitual que controlemos el tiempo que estamos frente a los monitores o las luces que dejamos encendidas. Ahora bien, no siempre la culpa es de un uso irresponsable de la electricidad. Una mala elección de la tarifa de luz puede provocar que estemos pagando un precio muy alto por el kWh. Por no mentar la potencia de luz que tenemos contratada. Al tratarse de un coste fijo, no importa cuánto consumamos a lo largo del mes porque siempre pagaremos lo mismo por este concepto. ¿Lo peor? La mayoría de familias estamos en esta situación.
El miedo a que nos salten los plomos provoca que la mayoría acabemos contratando más potencia de la que realmente necesitamos. Como consecuencia, cada mes estamos pagando de más por un caudal eléctrico que no utilizamos.
Más de 40 euros de ahorro
Es muy habitual que nos dejemos asesorar por el comercial a la hora de realizar el contrato. El problema, no obstante, es que se suele tirar al alza en el momento de elegir la potencia. Por lo tanto, partiremos de un coste superior al que probablemente deberíamos hacer frente.
Para evitar caer en esta «trampa», lo mejor es hacer nosotros mismos una estimación de cuánta potencia de luz necesitamos en casa. Para ello debemos hacer una lista con los aparatos que siempre tenemos funcionando, como la nevera, y sumar su consumo. Este dato lo podemos encontrar en las etiquetas. Una vez tenemos una lista de los imprescindibles, deberemos sumar los electrodomésticos puntuales. Este es el caso, por ejemplo, del secador, la lavadora, el honor… En definitiva, todos aquellos que por nuestra forma de organizarnos en las tareas solemos utilizar a un mismo tiempo. Ahora que tenemos la suma hecha, tenemos el valor más aproximado del caudal eléctrico que necesitamos en casa.
Aunque nos pueda resultar un trabajo que no merece la pena, bajar un punto nuestra potencia de luz supone ahorrar 40 euros anuales, a los que habrá que sumar los impuestos. En definitiva, estamos ante un ahorro real y que no requiere cambiar nuestras rutinas.
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